Los domingos por la mañana, Roma parece dormida. Hay que dejar pasar varias horas para que el bullicio se apodere de sus calles. No hablo, claro está, del centro arqueológico o del vaticano, donde los turistas se agolpan cualquier día a aulaquier hora, sino de las calles del Campo dei Fiori o del Campo Marzio, de los aledaños del Corso Vittorio Emanuele o de Piazza Navona... algunos fieles apresurados se dirigen a misa a a Sant Andrea de la Valle, a Sant'Agnese o a San Luigi dei Francesi, alguna de las hermosas iglesias de la zona. Los oficios son más temprano que en Madrid. A la salida, tras comprar el periódico, volveran a sus casas, esas casa de auténticos romanos del centro que a mí me dan tanta envidia.
Y luego, por qué no, saldrán a tomar el aperitivo o a comer fuera. Al mediodía ya estarán todos en la calle, dando una vuelta por la Galería Colonna o las demás tiendas de la Vía del Corso ¡que abren los domingos, para alegría de los consumidores! No se me ocurre un plan mejor para una mañana de domingo: una misa temprana en Sant'Agnese, un paseo por las calles aún vírgenes, dando vueltas hasta salir al Corso, una visita a La Feltrinelli, unas compritas... y un aperitivo en Vitti, en San Lorenzo in Lucina. Buona domenica!
Hace 11 años
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