martes, 28 de septiembre de 2010

Conocer Roma en cinco paseos (y V)


Roma se conoce paseando, ya sea con un objetivo o sin rumbo fijo...
Un nuevo paseo nos puede llevar de buena mañana hacia Campo dei Fiori: disfrutar de los puestos del mercado, comprar scarmorza, dar una vuelta por las callejuelas, tomar allí un aperitivo. Y otro más.
Y luego salir hacia Largo Argentina, saludar a los gatos y comer algo en el nuevo Ducati Caffé, muy italiano, muy distinto y muy apetecible, en la estupenda Via delle Botteghe Oscure. Está abierto todo el día, desde el desayuno, hasta el afterdinner (hasta las 2 de la mañana, una hora que no está nada mal para Roma... ¡y en pleno centro!).
Y después, una tarde arqueológica: estamos a dos pasos del Campidglio. Disfrutad del Capitolio, de la escalinata de Miguel Ángel, Renacimiento en estado puro, comparándola con la medieval escalera que asciende al Ara Coeli, de la plaza y, sobre todo, de los Museos, una maravilla que os regalará una vista espectacular del Foro, justo desde el interior del Tabulario de Sila.
Y si tenéis tiempo (cierran a las 19), merece la pena cruzar los foros imperiales y visitar los Mercados de Trajano.
De nuevo es la hora del aperitivo. ¿Mi propuesta? Un vino y algo de picar en la enoteca Cavour 313. Un buen final para un día completo.

martes, 7 de septiembre de 2010

Conocer Roma en cinco paseos (IV)


Villa Borghese es un destino estupendo para una bonita mañana romana. El parque en sí merece una visita, tan cuidado, con sus hermosos jardines y las magníficas vistas desde el Pincio. Pero si se quiere completar la visita con un evento cultural, hay donde elegir: la Galeria Borghese, con piezas del mejor Bernini o Canova, o el museo etrusco de Villa Giulia, casi único en su género, son dos valores seguros. Tras una mañana disfrutando del arte y el aire libre, propongo un aperitivo sofisticado en Via Veneto, la calle mítica de la Roma de la Dolce Vita, con los hoteles sesenteros y ese aire un poco all'americana, como si fuera a salir del bar un actor, un millonario venezolano o una princesa de Mónaco. El Harry's Bar es una buena opción.
Desde allí, un taxi hasta Montecitorio, para comer en la Enoteca Capranica.
Y, tras descansar, dedicar la tarde a disfrutar de las calles del Campo Marzio: entrar en las cartolerias, en las pequeñas y bonitas tiendas del barrio, en los anticuarios, en las boutiques, en las salumerias... dejarse deslumbrar por el rojo de las fachadas, por los restos de mármol en las esquinas de las calles recoletas, por las madonnas escondidas. Tomar un café frente al Pantheon, o un helado en Piazza Navona, o las dos cosas... y cuando caiga la noche un bichiere en cualquiera de las terrazas de Governo Vecchio. Un completo día romano.