sábado, 21 de abril de 2012

Roma cumple años

Hoy es el cumpleaños de Roma. Hoy, 21-4-12, capicúa, llegamos a los 2.765 años Ab Urbe Condita.  Una fecha para no olvidar, un hito para todos, porque con la ciudad nació también una nueva forma de entender la civilización, un modo occidental de vida que ha ido evolucionando hasta llegar a lo que somos hoy.
Olvidando refinamientos babilonios o persas, teogonías y teocracias egipcias y ese aire de superioridad de los atenienses... los romanos, gente práctica, apegada a la tierra, supieron como nadie aunar lo mejor de las civilizaciones anteriores. Listos, decididos, capaces, supersticiosos y muy organizados, hicieron crecer el primitivo poblado a orillas del Tiber, insalubre y pobre, extendiéndose por las colinas cercanas; dominaron todo el Lacio y, de allí, en todas direcciones, partieron hacia el limes,  a "romanizar" el mundo.
Yo soy una admiradora ferviente. No es ningún secreto. Y me gustaría estar estos días en Roma, oír las salvas, los tañidos de campanas, y participar en los fastos y conmemoraciones previstos para este fin de semana.
Me contentaré con recordar el momento desde Mi vida romana, y con este pequeño regalo. Es una antigüedad, pero no creo que le importe a quien cumple 2.765 años...
Tanti auguri, bella!

Qvid bene dicis, Dominitia! Vrbem  et hvivs litterae avctorem congratulor!

miércoles, 11 de abril de 2012

Roma en abril


Acaba de ser el cumpleaños de Inés, una de las presencias habituales de mi vida romana. He recordado que más de una vez lo hemos celebrado juntos allí, en nuestra casita de Vittorio Emanuele o con una cena especial en Gusto.
Es bonito cumplir años en abril. Es el mes en que lo hacen muchas de mis personas más queridas. Abril es un mes especial, preñado de esperanzas, lleno de promesas y, en Roma, además, cuajado de lilas.
Hace años hablé de ello en este mismo blog, entonces decía que Roma, en abril, huele a lilas... y que para mí, las lilas siempre huelen a Roma. Ha pasado un poco de tiempo, un mucho de crisis y algunas penas, pero sigo pensando lo mismo. Me veo, nos veo, caminando por el Celio, por Villa Borghese o por las ruinas de las insulae al pie del Capitolio, entre piedras rojas, pinos verdinegros y esas lilas de abril, y la nostalgia se hace aún más grande. Es el lugar donde quiero volver, nada más.