miércoles, 25 de marzo de 2009

Una cita con glamour


Por ejemplo, para tomar un cóctel antes de la cena, o una copa por la noche. O un café a media tarde. Conozco el sitio perfecto: la terraza del Hotel Raphael.
Los hoteles italianos no destacan por su buen nivel, pero el Raphael es una de las excepciones: situado en el Largo Febo, a pocos pasos de Piazza Navona, el hotel es un vetusto edificio completamente reformado, donde conviven antigüedades y obras de arte dignas de cualquier museo (entre ellas una estupenda colección de cerámicas de Picasso), con la última tecnología de Bose en las habitaciones y jabones de Bulgari en el baño.
Dispone de un famoso restaurante, pero es fácil imaginar que un sitio de esta categoría no está al alcance de cualquiera. Y así es... pero ¿y la terraza? Es un auténtico lujo, pero accesible. Se puede comer, claro, pero también hay servicio de bar.
Creedme: es toda una experiencia tomar allí un prosecco una noche clara de primavera, con la luna llena iluminando las cúpulas de la ciudad. Jugar a identificarlas. Equivocarse. Asomarse desde la barandilla al vecino Chiostro del Bramante. Imaginar la historia de los que están en la mesa de al lado. Charlar. Comentar lo mejor del día, sabiendo todos que lo mejor del día es precisamente ese momento. Por bueno que haya sido el resto, esto lo supera.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Siempre en nuestras estancias en Roma ha habido momentos mágicos por diversas razones: la copa que nos tomamos sobre los tejados de Roma con nuestros amigos e hijos permanecerá simepre en mi recuerdo.
¿Cuándo repetimos? T.O.