jueves, 14 de agosto de 2008

Vistas al Panteon


Si sólo pudiera elegir un sitio de Roma, sin duda escogería éste. Cada vez que mis ojos vislumbran la inscripción, en magníficas letras de bronce, M. Agrippa L. F. Cos. Tertium Fecit, me quedo sin respiración. Y quienes han estado conmigo en esos momentos saben que no estoy exagerando: su imponente belleza me deja anonadada. Y a pesar de las hordas de turistas que pululan a diario en la plaza, entre las columnas o dentro del recinto, el lugar sigue teniendo una atmósfera mágica que es fácil captar.
Os recomiendo que os déis un respiro en el paseo y procuréis sentaros en una de las terracitas de la plaza para degustar un capuccino y dejaros invadir por la sensación de que el tiempo no pasa.
Mi memoria está llena de buenos ratos pasados frente a nuestro amigo Agripa, pero nunca podré borrar de mi cabeza uno especialmente mágico, una noche poco antes de la Pascua, cuando en la plaza fría, ya despoblada al filo de las 12, mientras los camareros recogían sillas y manteles, se alzaban las voces de un pequeño coro que ensayaba al abrigo del pórtico del Panteon, aprovechando la privilegiada resonancia que las viejas piedras les ofrecían. Me acompañará siempre.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Estoy totalmente de acuerdo contigo; yo también tengo recuerdos mágicos asociados a este edificio: una noche Viernes Santo, sentado en una terraza frente al Panteon,la luna se situó justo sobre el "occulus", trazando una línea que unía con precisión astronómca Tellus y Caelus, Gea y Urano. Me hubiera encantado estar dentro y mirarla, o que me mirara. Desgraciadamente el edificio permanece cerrado por la noche, incluso el Jueves Santo, aunque sea una iglesia .
Otro sueño que me gustaría cumplir es ver caer la lluvia a través del óculo dentro del Panteon y confirmar el buen funcionamiento de los desagües que llevan funcionando desde época de Adriano.