sábado, 27 de diciembre de 2008

Compras y regalos

Las tardes de diciembre son las más cortas del año... y también las más cansadas. En Madrid las pasamos entre carreras, atascos y trasbordos para ir de una punta a otra de la ciudad comprando regalos y revisando la lista para estar seguros de no olvidarnos de nadie. Y supongo que mi vida romana sería muy parecida. Me veo paseando por el Corso, por Frattina o Tomacelli, entrando en las tiendas tras haber estudiado los escaparates intentando encontrar algo que se ajuste a nuestro presupuesto (misión casi imposible en Fendi, Bottega Veneta o Bulgari). O bien buscando algo especial en esas tiendas pequeñitas y vetustas llenas de guantes de la mejor piel, corbatas de pura seda y jerseys de cachemir, o un regalo sorprendente en las tiendas modernas que rodean la piazza del Fico. O simplemente, recurriendo al socorrido refugio de La Feltrinelli para comprar una buena edición del autor favorito.
Y después, cansados de callejear, nos sentaríamos a tomar un prosecco en una terracita... Así me imagino las tardes de compras navideñas en mi vida romana. Y algo parecido nos cuenta Venditti en una de sus últimas canciones: I regali di Natale.

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