martes, 18 de noviembre de 2008

Un tesoro detrás del Coliseo


La majestuosidad del anfiteatro flavio deja casi sin respiración. No por conocido es menos impresionante. Pero su gran atractivo puede ser un arma de doble filo: deslumbrados, son pocos los turistas que se aventuran al otro lado del Coliseo y se adentran en la colina del Celio camino del Laterano. Sin embargo, quienes lo hagan tendrán su recompensa, pues tanto el Celio como el Colle Oppio encierran grandes sorpresas.
Y la primera está a pocos metros del Coliseo: la antigua basílica de San Clemente es un regalo para los aficionados a la arqueología, al arte o a las curiosidades, pues la iglesia, como una muñeca rusa esconde en su interior, en distintos estratos, las edificaciones sucesivas sobre el mismo lugar sagrado.
Construida sobre una casa romana con cimientos republicanos que después alojó un Mitreo, la iglesia dedicada a San Clemente (uno de los primeros papas), es una de las más antiguas de Roma. Es posible ver in situ los restos de las primitivas edificaciones romanas, la basílica paleocristiana y la iglesia inferior, que alberga unos curiosos frescos altomedievales sobre la vida del santo. Por último, construida sobre las ruinas del edificio precedente, la iglesia románica del siglo XII, con sus estupendos mosaicos, su suelo de estilo cosmatesco y su bonito atrio. Esta iglesia sigue funcionando como parroquia, al cuidado de los frailes dominicos de la provincia de Irlanda.
San Clemente Romano está al comienzo de la Vía San Giovanni In Laterano, a apenas 10 minutos del Coliseo. Para poder disfrutar de lo que ofrece, hay que estar atentos, pues el horario de visitas a los subterráneos es bastante restringido: cierran a las12. Por la tarde puede visitarse de 15:30 a 18:30. Merece la pena.

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