martes, 7 de septiembre de 2010

Conocer Roma en cinco paseos (IV)


Villa Borghese es un destino estupendo para una bonita mañana romana. El parque en sí merece una visita, tan cuidado, con sus hermosos jardines y las magníficas vistas desde el Pincio. Pero si se quiere completar la visita con un evento cultural, hay donde elegir: la Galeria Borghese, con piezas del mejor Bernini o Canova, o el museo etrusco de Villa Giulia, casi único en su género, son dos valores seguros. Tras una mañana disfrutando del arte y el aire libre, propongo un aperitivo sofisticado en Via Veneto, la calle mítica de la Roma de la Dolce Vita, con los hoteles sesenteros y ese aire un poco all'americana, como si fuera a salir del bar un actor, un millonario venezolano o una princesa de Mónaco. El Harry's Bar es una buena opción.
Desde allí, un taxi hasta Montecitorio, para comer en la Enoteca Capranica.
Y, tras descansar, dedicar la tarde a disfrutar de las calles del Campo Marzio: entrar en las cartolerias, en las pequeñas y bonitas tiendas del barrio, en los anticuarios, en las boutiques, en las salumerias... dejarse deslumbrar por el rojo de las fachadas, por los restos de mármol en las esquinas de las calles recoletas, por las madonnas escondidas. Tomar un café frente al Pantheon, o un helado en Piazza Navona, o las dos cosas... y cuando caiga la noche un bichiere en cualquiera de las terrazas de Governo Vecchio. Un completo día romano.

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