
Cuando estoy cansada, he tenido un día largo o me siento melancólica, nada me sube la moral como un buen plato de pasta con un vaso de vino tinto. Esta noche en casa estoy preparando unos farfalle alla povera, con pasta De Cecco (a mi juicio, la mejor que se puede encontrar en Madrid), aceite, pimienta y mucho parmesano... pero no puedo menos que pensar que en mi vida romana, esta noche habría propuesto acercarnos a Sora Margherita. La Associazione Culturale Sora Margherita (sí, sí, así se llama el local) está en Via delle Cinque Scole, en pleno ghetto, y es verdaderamente un sitio particular, casi exclusivamente para inicados. La primera vez que acudes te hacen un carné, que deberás utilizar en adelante, al menos en teoría... Sora Margherita es una de las antiguas osterie romanas, con mantel de papel y los platos del día escritos en un cartón. Un sitio sencillo, sin pretensiones, pero que los expertos reconocen como uno de los indispensables de la cocina casera romana. La carta la componen los platos clásicos de la ciudad y también especialidades judeo-romanas. La pasta, hecha a mano, es espectacular, y los carciofi giudia (alcachofas enteras, fritas y crujientes, justifican por sí solas una visita. Generalmente no son plato de mi gusto... pero éstas no podía dejar de comerlas. Esta noche las echaré de menos, aunque no tanto como al paseo de vuelta a casa por las calles desiertas que bordean el pórtico de Octavia.